La Casa de Moura - El CAC de bolsillo

Había pensado al sentarme delante del teclado para rellenar estas líneas en contestar a aquellos que llevan un CAC en su bolsillo aunque, como no podía ser de otra forma, seguro que denuncian continuamente el totalitarismo y el hecho fascista que entraña cada uno de los actos o informes del CAC original. Al final he decidido que no merece la pena la contestación, aunque sí la reflexión.

Esto de decidir quién puede hablar o escribir, y de qué asuntos, es uno de los objetivos que llevaron a la creación del CAC original. 

Controlar lo que se dice  y decidir sobre si eso se puede decir, y sobre quién puede y quién no puede decirlo, está en la naturaleza del CAC.

Ejemplos cercanos los tenemos en esta campaña electoral catalana, en la que el CAC ha sometido a su sectario filtro a las tres grandes cadenas de televisión de ámbito nacional (nacional de toda la Nación llamada España), en un paso más del totalitarismo que inunda desde hace años las mentes de quienes están empeñados en hacer de Cataluña algo que nada tiene que ver ni con la historia, ni con el deseo de la mayoría de los españoles.

Pretender ir más allá de lo que dicen las leyes o incluso de lo que sentencian los tribunales, pretender hacer juicios paralelos, establecer condenas sociales de alcance mucho más largo que el de lo dictado por los tribunales puede caer, de hecho cae, en lo que conocemos como Tribunales de Honor, instituciones que la entrada en vigor de la Constitución dejó fuera del marco de la legalidad.

En este ámbito –el de los Tribunales de Honor- y con este talante, es con el que algunas personas cuyas obras y milagros ignoro ni me voy a molestar en averiguar, cuya aportación al bien colectivo de la ciudad desconozco imagino que por inexistente, llevan en su bolsillo un CAC personal, muy personal suyo, que utilizan para intentar callar en vez de debatir. Impedir la palabra con su condena del tres al cuarto en vez de entrar a valorar sobre lo escrito. Triste papel el que representan quienes así se conducen.  Yo escribiré tantas veces como me apetezca y sobre lo que me parezca oportuno. Si alguien lo lee, encantado y agradecido. Si alguien disiente del contenido, encantado de escuchar sus argumentos y también agradecido.  

¿Y si son muchos los que llevan un CAC en el bolsillo? me podíais preguntar.  En la peculiar y magistral interpretación que Nacha Guevara hace de Cambalache, el intemporal tango argentino compuesto por Enrique Santos Discépolo en 1934, está la contestación a esa pregunta cuando nos recuerda el proverbio hindú: 
“Come mierda, que cientos de miles de millones de moscas no pueden estar equivocadas”

En otro orden de cosas, el domingo hay elecciones autonómicas en Cataluña. Repito, elecciones autonómicas en Cataluña. No sé que hacen tantos responsables de tantísimas instituciones nacionales e internacionales hablando de las consecuencias de una Cataluña independiente, no sé qué hace el Ministro de Asuntos Exteriores en un debate electoral autonómico, no sé por qué hacemos siempre lo que Mas quiere, por qué jugamos a su juego no ya ahora sino desde que aprobamos la Constitución del ’78. Durante casi cuatro décadas los distintos gobiernos de la Nación han hecho hacia los nacionalistas (ahora ya abiertamente separatistas) la peor de las concesiones posibles. Les han permitido (todos, uno tras otro) la manipulación de la historia en todos los ámbitos sociales, colegios, instituciones…Ni han sido reino, ni les robamos, ni hablamos el catalán en la intimidad, ni leches.

Nos toca salir todos los días a buscar los garbanzos para alimentar a nuestra familia (y no todos lo conseguimos), nuestros hijos estudian (buenos impuestos pagamos por ello) para intentar tener un futuro menos incierto que el actual, los educamos en valores que tienen mucho que ver con la solidaridad, con el respeto a las personas,  a los otros seres vivos, al medio ambiente, a nuestra cultura. En la idea de que no todo vale y que el esfuerzo y la superación tienen siempre una recompensa segura, la de la satisfacción por lo bien hecho. 

Participamos en la búsqueda de soluciones para los problemas colectivos y también individuales, nos preocupamos por quienes huyen de la atrocidad de la guerra y por quienes han nacido en lugares menos amables. Nos divertimos cuando podemos, descansamos para poder continuar. Enfermamos y sanamos o morimos. Exactamente igual que ellos. Y nos sentimos indisolublemente unidos a todos y cada uno de los rincones de nuestro país, y los consideramos parte de nuestro legado y del legado de nuestros hijos, y hablamos en altoaragonés, en aragonés, en aragonés oriental, en aranés, en asturiano, en bable, en balear, en caló, en castellano, en catalán, en cántabro, en euskera, en extremeño, en gallego, en leonés, en murciano, en silbo gomero, en valenciano…en lo que sepamos, queramos y nos entiendan. Y en la lengua no encontramos más que un vehículo de acercamiento y crecimiento.

El domingo hay elecciones autonómicas en Cataluña, nada más. Y nada menos. Allí justo donde crearon el Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC).

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